miércoles, 25 de enero de 2017

Más allá de la bata blanca

Hoy es esa clase de día en el que llego a casa post guardia con esa sensación de enfado con el mundo.  Con ganas de gritar, patalear,  en parte como perreta de sueño y cansancio acumulado después de tantas horas de trabajo.. y por otra parte cabreada con el mundo. Cabreada con familiares y pacientes que no te respetan como médico ni como persona. 

En qué clase de mundo estamos viviendo, si ya no somos capaces de respetar a los otros. Nos ofendemos unos a otros,  creemos que los más importantes somos nosotros mismos y no miramos más allá de nuestro ombligo. Juzgamos las acciones de los demás, exigimos a golpe de frase autoritaria.  Hablamos de la empatía sin ejercerla. Descargamos nuestros problemas en otros. 

Vivimos en una sociedad que no quiere entender que los recursos que tenemos son los que son. Que los hospitales están desbordados. Exigen usarlos como residencias, se enfadan con los sanitarios por no ofrecerles una habitación indefinida para sus familiares. Pero se quejan en el lugar equivocado. Ojalá pudiéramos ofrecerles un lugar a nuestros mayores, a nuestros enfermos crónicos. Ojalá la gente no muriera sola en sus casas. Pero la realidad es muy bien distinta, no hay hospitales de crónicos, no hay casi ayudas para los dependientes... pero yo no soy la culpable. Yo estoy ahí después de una jornada de trabajo más larga de lo legal, estoy ahí sujetando su mano.. pero no puedo hacer más.. no puedo solucionar tus problemas con tus hijos.. no puedo quitar las escaleras de tu piso.. no puedo ... Pero tú si puedes chillarme, tú puedes maltratarme, infravalorarme y acusarme... pero no debes.. porque yo estoy preocupada por tu familiar. No merezco ese trato, soy médico sí.. pero también soy persona, soy hija, nieta y miembro de esta sociedad .. te entiendo pero por favor no me culpes de algo de lo que no soy responsable. 

Hoy necesitaría repetir el salto… Días en los que te enfrentas a la falta de humildad, de humanidad… y no sabes como escapar. 

viernes, 11 de noviembre de 2016

¿Qué nos pasa?

Hace ya algún tiempo que no me sentaba a escribir,  unas veces porque sentía que no sabía qué decir, otras como escribirlo... pero la mayoría de las veces no sabía de dónde sacar el tiempo.

Últimamente vemos cómo el mundo se sorprende con los resultados de las elecciones, tanto en España como fuera de ella. La verdad es que si somos sinceros con nosotros mismos, no deberíamos sorprendernos. Día a día vemos que el espíritu de soberbia nos invade,  la falta de cooperación los unos con los otros, la falsa creencia de que no necesitamos ayuda.

Paseo por los pasillos del hospital viendo como crece el "odio" entre especialistas, entre médicos - enfermeros, enfermeros-auxiliares. Por suerte no es un sentimiento generalizado, pero existe. Existe una cantidad innecesaria de personas que se creen dioses, que creen  no necesitar a nadie y que su labor es la más importante. Juzgan y se ríen del trabajo de los otros, intentan demostrar que ellos son los mejores, lo cual hace que ante mis ojos sean los peores.

Estoy cansada del individualismo, de los que intentan pisar para destacar, de los mediocres que están tan acomplejados que creen que si hablan más alto... tienen más razón. He visto como levantan la cabeza,  les he visto usar un tono repelente y un lenguaje cargado de tecnicismos para demostrar que ellos saben más que nadie. Pero para mí, eso no es ser un buen profesional. Yo creo en la obligación de ser humilde, en la autocrítica, en el perdón. Nos equivocamos y debemos reconocerlo ante nuestros pacientes, jefes, compañeros y ante nosotros mismos. No quiero convertirme en esa clase de persona, en esa clase de médico. Ni nadie debería seguir esa corriente, que invade nuestras calles y nuestros gobiernos. 



“Un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.” 
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

¿Qué nos pasa?

Hace ya algún tiempo que no me sentaba a escribir,  unas veces porque sentía que no sabía qué decir, otras como escribirlo... pero la mayoría de las veces no sabía de dónde sacar el tiempo.

Últimamente vemos cómo el mundo se sorprende con los resultados de las elecciones, tanto en España como fuera de ella. La verdad es que si somos sinceros con nosotros mismos, no deberíamos sorprendernos. Día a día vemos que el espíritu de soberbia nos invade,  la falta de cooperación los unos con los otros, la falsa creencia de que no necesitamos ayuda.

Paseo por los pasillos del hospital viendo como crece el "odio" entre especialistas, entre médicos - enfermeros, enfermeros-auxiliares. Por suerte no es un sentimiento generalizado, pero existe. Existe una cantidad innecesaria de personas que se creen dioses, que creen  no necesitar a nadie y que su labor es la más importante. Juzgan y se ríen del trabajo de los otros, intentan demostrar que ellos son los mejores, lo cual hace que ante mis ojos sean los peores.

Estoy cansada del individualismo, de los que intentan pisar para destacar, de los mediocres que están tan acomplejados que creen que si hablan más alto... tienen más razón. He visto como levantan la cabeza,  les he visto usar un tono repelente y un lenguaje cargado de tecnicismos para demostrar que ellos saben más que nadie. Pero para mí, eso no es ser un buen profesional. Yo creo en la obligación de ser humilde, en la autocrítica, en el perdón. Nos equivocamos y debemos reconocerlo ante nuestros pacientes, jefes, compañeros y ante nosotros mismos. No quiero convertirme en esa clase de persona, en esa clase de médico. Ni nadie debería seguir esa corriente, que invade nuestras calles y nuestros gobiernos. 



“Un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.” 
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

sábado, 5 de marzo de 2016

Quiero ser como Pepe

Ya hace casi un año que comencé una de las mejores etapas de mi vida, o eso se suponía, mucho esfuerzo para llegar hasta aquí, muchos años de estudio intenso, muchos cafés, muchos folios.. para conseguir a una plaza en un hospital como médico residente. Ese título que aparece junto a mi nombre en todos o casi todos los informes, pruebas y notas que escribo. Pero ..¿qué significa eso de médico residente? eso que sale de mi boca cada vez que atiendo a un paciente.. qué es lo que digo con ello.. significa que soy un médico en formación. Suena bonito verdad, me estoy formando, me están formando...¡me estoy especializando!. Pero la verdad es que en muchas ocasiones no soy más que alguien quitando papeles, evitando que caigan las puertas de urgencias .. los médicos residentes somos muchas veces los que sacamos el trabajo adelante a 8€ la hora, mucho más barato de lo que cobran los médicos especializados, realizando en muchas ocasiones el trabajo del mismo. 

Y todo ello hace que nos sintamos frustrados, no por el dinero, no por las horas de trabajo.. lo que más nos agota y satura es el peso de la responsabilidad.. pero no sólo esa que algunos llaman "responsabilidad civil" esa que te exige un seguro para defenderte de lo que pueda pasar en el ejercicio de tu actividad profesional... no,  esa no es la que libera las lágrimas de tus ojos.. Les hablo de la sensación de responsabilidad con los pacientes, el miedo de no saber si lo estás haciendo bien, el estar solo frente a pacientes y sentirte pequeño, las dudas de no saber si estás preparado.. la ausencia de ayuda en ocasiones. Porque aunque se supone que estamos en formación y debemos estar supervisados, no siempre ocurre.. la saturación de los hospitales, el cansancio de los adjuntos, el desanimo y la falta de amor por la profesión lleva a que no se nos supervise, ni se nos forme. Pero hoy no sólo quiero quejarme, hoy quiero hablar de aquello que me dijeron una vez: "Durante la residencia verás muchos tipos de médicos, y tendrás que decidir que clase de médico quieres ser".

Y es que aunque tengamos ese sentimiento de vacío laboral y de formación no siempre es así, a veces aparece un caballero con caballo blanco y te salva del hastío y la desgana de estar solo frente al sistema. De repente encuentras un Dr. pepe que está dispuesto a explicarte el porqué de las cosas que hacemos, el cómo hacer las cosas bien y no simplemente hacerlas. Te hablan con pasión, los ves preocupados por los pacientes como si fueran familiares o amigos. Y justo en ese instante recuerdas porqué estás aquí y a quién quieres parecerte. Quieres ser como él sentarte a los pies de la cama de ese abuelillo y explicarle que le pasa y que haremos lo posible por ayudarlo, quieres saber tanto como él y te pegas como una lapa para que al menos por simbiosis se te pegue algo.. pero lo mejor de estos doctores Pepes es que no sólo se preocupan por los pacientes, se preocupan por ti, se preocupan en que aprendas.. y eso compensa todo... compensa las lágrimas que derramaste en aquella guardia que te sentiste tan sola.. compensa la sensación de vacío cuando llegas a casa.. compensa el miedo.. porque descubres que no estás sola, que no es el final de la medicina que amas. Porque hay ejemplos a los que seguir.

Hoy me vi obligada a hablar de esos pepes.. de esos que han hecho este año de cambios uno de los mejores años de mi vida a pesar de que en ocasiones las cosas oscuras nublen mi visión de esta nueva vida. 

martes, 24 de marzo de 2015

Dejarlo ir...

Hoy me ha llegado esto al correo, la típica cuenta de vida sana que envía mails, algunos sobre como cuidarte por fuera, pero también a veces te mandan consejos para aceptarte por dentro. Me gustó mucho y por ello lo comparto. Y es que hace ya más de 5 años que la vida me enseño a valorar todo aquello que me ocurre. Es importante entender que lo bueno y lo malo que nos pasan dejan huella en nosotros, pero más importante todavía es aprender de ello. No siempre la vida nos devuelve el esfuerzo y la entrega que le dedicamos a nuestras vidas y a las de otros. A veces el esfuerzo no tiene su recompensa, nos sentimos estancados y creemos que el mundo está en nuestra contra y que no nos lo merecemos. Nos enfadamos y pataleamos y lo pagamos con aquellos que nos tienden su mano. 

Ahora mismo hay muchos que nos sentimos estancados, enfadados con el mundo y con nosotros mismos, pero debemos dejar ir esa furia por no poder conseguir ese objetivo y luchar por el siguiente. En momentos así no puedo evitar citar a mi hermano, un hombre sabio que me enseño tantas lecciones vitales: " La vida no es tan difícil como tú crees, ni tan fácil como el resto piensa". 


Y aquí les dejo el texto que me hizo reflexionar y que nos viene como anillo al dedo a muchos de nosotros, entre ellos personas que quiero mucho y que están pasando unos días malos.   

"Hay situaciones en la vida por las que tenemos que pasar, porque para eso se nos presentan, para aprender, pero en algún momento las tenemos que dejar ir.

Dicen que "dejar ir es parecido a dejar que sea". Y permitir que una historia que fue importante para ti siga su camino, es darle y darte libertad. Por lo tanto para ambas partes es un acto de amor incondicional.
 
Por ejemplo, la vida puede ponerte situaciones dónde tienes que luchar con:
· Vivir atrapada en una etapa en la que recuerdas como la más feliz de la vida pero que ya pasó y te cuesta soltar (por ejemplo, una relación sentimental, un trabajo o el traslado de un país a otro).
· Una situación en la que te sientes “estancada” pero no se te ocurre cómo dar el primer paso hacia afuera, mientras que aquello tan conocido e incómodo vuelve a ti como un eterno retorno (te suena familiar esta situación? todas hemos estado allí en algún momento de la vida y sabemos lo que se siente).

Ir ligero de equipaje por la vida es recorrer un camino fluido, es ir de acuerdo con la leyes de la naturaleza y de la vida, donde todo va hacia adelante y se expande, y a su vez los tiempos pasados, presentes y futuros se unen en uno solo: el aqui y ahora. 

A veces, para seguir en crecimiento personal y abrirnos a la felicidad, hay que dejar ir, por muy doloroso que sea el proceso."

jueves, 19 de marzo de 2015

Las mil y una noches de incertidumbre

Hacía mucho tiempo que no me sentaba a escribir, no ha sido por falta de ganas.. algunas veces si por falta de tiempo y otras por falta de palabras. 

En esta entrada quiero hablar de varias cosas, de mi paso por el MIR, de mi postMIR, de lo que opino del MIR de este año y de repetir o no según mi experiencia. 

Antes que nada agradecer los mensajes de apoyo y preocupación. La verdad es que creé este blog para poder desahogarme y ayudar a los que se encontraban perdidos como yo en este MIRmundo. Porque las academias nos preparan para el examen, que estudiar o cuantos simulacros hacer. Pero nadie nos habla de esas crisis existenciales que pasamos durante el MIR y el postMIR. 

-Mi MIR y mi opinión sobre el 2MIR15

Este año mi MIR ha ido mejor que el año pasado, la actitud con la que me enfrente a él se ha notado, no tanto como debería pero así es, hay cosas que no están en nuestras manos y deberíamos aprender a entenderlo. No es fácil, cuando vi mis netas me hice muchas ilusiones, pero los puestos este año variaron muchísimo con respecto a otros años. Algunos rectificaron su impresión al ver los resultados, hasta decir incluso que ha sido el MIR más fácil en 14 años, lo cual me cabrea, pues no es así. Cuando se hizo público el examen dijeron que había sido un poco más fácil que el anterior pero más difícil que los otros, con esto si estoy de acuerdo. Pero no podemos juzgar este examen como el examen más fácil, porque es mentira. 

-Mi PostMIR

Así que todo ello me ha llevado a una crisis postMIR porque no es lo que queríamos, porque ahora hay que elegir nuestro futuro.. porque si nos quitan la primera opción empezamos a dudar.. ¿qué hacer? ¿y si no es eso..qué quiero? ¿qué dirán de mí por mi número? somos un torbellino de preguntas andantes.. vagamos por los hospitales buscando respuestas. Visitamos los servicios con una lista de preguntas, fijándonos en todo detalle, en el ambiente en las ojeras y en la sonrisa de los que nos atienden. Y mientras nos enamoramos y desenamoramos de las especialidades entramos en crisis por si otros las quieren, porque no podemos olvidarnos que hay más personas.. y que no se trata sólo de lo que tú quieres.. sino que si los de delante quieren lo mismo.. a la mierda todo.. De ahí eso de hacer listas enormes, poniendo todo lo que se te ocurra. Y esa horrible sensación de angustia.. porque yo sólo quiero que llegue la hora de elegir, coger y acabar con esta incertidumbre.

-Repetir o no repetir esa es la cuestión. 

Muchos me han preguntado qué hacer, cómo fue mi experiencia y si lo recomiendo. Ante todo recordar que cada persona es un mundo, es importante tenerlo en cuenta. Porque lo que me llevo a mí a repetirlo pueden ser motivos diferentes a los de otros. Yo lo hice porque creía que podía hacerlo mejor, porque tenía fuerzas y no me arrepiento. No me salió tan bien como esperaba, y es algo a tener en cuenta, pero no creo que por ello se deba renunciar a intentarlo de nuevo. Yo sé que pase lo que pase no lo voy a trirepetir, pero si alguien se encuentra en mi situación del año pasado decirle que no es lo peor que hay. Que siempre he creído que lo peor es quedarse con la duda de que hubiese pasado, podría conseguirlo.. El único fracaso que ocurre  seguro al 100% es aquel que sucede al no intentar algo. 


Sin más me despido recordando que somos más que un número por más que nos empeñemos en negarlo. Mucha suerte en la elección.

martes, 30 de septiembre de 2014

El peso de más..


    Hoy he leído un par de blog en los que las famosas se solidarizaban con otra famosa porque había sido criticada por su aumento de peso. Una de ellas hablaba de que todas teníamos cicatrices, imperfecciones y que era eso lo que nos hacía únicos y bellos. Está claro que todos queremos creer en ello, todos queremos pensar como Sara Carbonero, pero a mí lo que me preocupa no son esos kilos de más, ni las cicatrices que muestran nuestras pieles.

     A mí me preocupa ese peso de más que nos impide avanzar con la cabeza alta, ese peso que no es otro que los miedos y complejos. Esa preocupación del que dirán de mí si me pongo esta ropa, es de la temporada pasada, me queda muy apretada o muy suelta.. el no bailar libremente porque temes que se burlen de tu falta de coordinación. Ese peso no se quita con horas de gimnasio, no se quita con dieta, ese peso es el que arrastramos y nos impide ver los avances que hacemos .. incapaces de mirarnos en el espejo y vernos tal y cual somos en realidad y no como nos empeñamos en vernos. 

    Me preocupa esas cicatrices, no esas que tengo por todo el cuerpo por el barranquismo o el senderismo, por esa caída en la bici de cuando fui de visita a Italia, o esas estrías de cuándo perdí 13 kilos... no esas cicatrices no me molestan.. no me hacen sentir mal.. Las que me hacen sentir avergonzada son las que no se ven, son esas hechas por las heridas de una niñez y juventud llena de burlas por mi peso o por mi forma de pensar ... esas cicatrices que hacen que me sienta incómoda si voy al gimnasio y hago ejercicio delante de los cachas. Esas marcas que me quedan y que me niegan la posibilidad de relacionarme libremente, ese miedo a la soledad pero no a estar sola.. 

    Podría decir que la culpa de todo ello al resto, pero no puedo quitarme mi parte de culpa, porque yo también he criticado a alguien por su forma de vestir, bailar o peinarse.. porque simplemente se alejaba a lo que yo creía que era lo correcto. Porque todos hemos sido jueces, sin que nadie nos lo pidiera, porque todos creemos que tenemos la razón universal.. porque todos olvidamos el daño que podemos hacer simplemente con una mirada .. 

    Les dejo un corto que vi ayer y creo que simplifica muy bien lo que he intentado explicar en esta entrada. Y cierro así, ojalá pudiera concluir con una solución para este grave problema que tanto afecta a la sociedad que causa trastornos psicológicos, , alimentarios y que incluso se cobra vidas, pero desgraciadamente no creo posible erradicarlo.. porque somos seres sociales que quieren ser aceptados por el resto.. y queda mucho para que esta sociedad sea tolerante.

Este es el enlace al corto:   http://buff.ly/1CCPS2H