Hoy es esa clase de día en el que llego a casa post guardia con esa sensación de enfado con el mundo. Con ganas de gritar, patalear, en parte como perreta de sueño y cansancio acumulado después de tantas horas de trabajo.. y por otra parte cabreada con el mundo. Cabreada con familiares y pacientes que no te respetan como médico ni como persona.
En qué clase de mundo estamos viviendo, si ya no somos capaces de respetar a los otros. Nos ofendemos unos a otros, creemos que los más importantes somos nosotros mismos y no miramos más allá de nuestro ombligo. Juzgamos las acciones de los demás, exigimos a golpe de frase autoritaria. Hablamos de la empatía sin ejercerla. Descargamos nuestros problemas en otros.
Vivimos en una sociedad que no quiere entender que los recursos que tenemos son los que son. Que los hospitales están desbordados. Exigen usarlos como residencias, se enfadan con los sanitarios por no ofrecerles una habitación indefinida para sus familiares. Pero se quejan en el lugar equivocado. Ojalá pudiéramos ofrecerles un lugar a nuestros mayores, a nuestros enfermos crónicos. Ojalá la gente no muriera sola en sus casas. Pero la realidad es muy bien distinta, no hay hospitales de crónicos, no hay casi ayudas para los dependientes... pero yo no soy la culpable. Yo estoy ahí después de una jornada de trabajo más larga de lo legal, estoy ahí sujetando su mano.. pero no puedo hacer más.. no puedo solucionar tus problemas con tus hijos.. no puedo quitar las escaleras de tu piso.. no puedo ... Pero tú si puedes chillarme, tú puedes maltratarme, infravalorarme y acusarme... pero no debes.. porque yo estoy preocupada por tu familiar. No merezco ese trato, soy médico sí.. pero también soy persona, soy hija, nieta y miembro de esta sociedad .. te entiendo pero por favor no me culpes de algo de lo que no soy responsable.
Hoy necesitaría repetir el salto… Días en los que te enfrentas a la falta de humildad, de humanidad… y no sabes como escapar.